El GRAN SECRETO DE ELLA Y ÉL
Me ha costado bastante convencerlos pero aquí estoy,
a punto de revelarte uno de los mayores secretos del mundo. Es
curiosa la situación, ella lleva aquí muchos años, en la tierra me refiero, yo
no tantos pero creo que son los suficientes para dar mi opinión acerca de lo
que pienso. Creo que ella no la había pedido pero se la di y es mi opinión la que
nos tiene aquí, pero eso te lo contaré después, todo a su tiempo.
Todo empezó normal, yo soy una niña normal, crecí
como todos ustedes esperando los inviernos a Santa Claus, a los Reyes Magos en
Enero, al conejito de Pascua y cada que perdía
un diente al hada de los dientes, pero nunca
la esperé a ella y digo NUNCA porque no sabía de su existencia y no sabía lo mejor, que a ella no había que
esperarla en determinado tiempo del año.
Imagina eso,
estoy comparándola con todos nuestros personajes favoritos, a quienes
esperamos emocionados a que se cumpla el tiempo para recibirlos. Vengo a platicarte que hay alguien más, alguien que
no hay que esperar porque está aquí siempre, los 365 días del año.
Sé que te estás muriendo por la curiosidad de
saber cuáles son sus poderes, porque está claro que el departamento de regalos,
dinero y huevos de chocolate ya está ocupado. Eso será lo más fácil de revelar porque
todo lo demás que tiene que ver con ella se vuelve algo más complicado.
Su poder son las risas. Así es risas y carcajadas,
pero todo va mucho más allá, lo que quiero decir es que ella es la encargada de
hacernos reír, a ti, a mí y al mundo entero.
Si tu cerebro funciona como el mío en este
momento tu cabeza está al borde de la explosión, ¿Cómo va hacer ella para que
me ría?, ¿Cómo está encargada de todo el mundo todo los días?, ¿porque no nos reímos
todo el día?, ¿porque nadie la conoce? ¿Cómo se llama, Cómo es? Es ahí donde
empieza todo lo complicado que mencionaba anteriormente y tendré que comenzar a
contarte como la conocí yo.
Antes de comenzar quiero dejar algo muy claro,
yo soy solo la mensajera y todo lo que
cuente es solo y únicamente lo que me autorizaron para decir.
La conocí por error, así de sencillo, el mejor
error de mi vida. Ella estaba esperando a otra persona, una que iba a darle un
recado, estaba tan ansiosa, preocupada y nerviosa, todo a la vez. Han sido años difíciles,
eso era lo que repetía una y otra vez. Dime
que tienes a alguien? Eres tú? Blah. Blah.
blah bla bla .
Yo la verdad soy medio despistada, bueno más
bien despistada y media y cuando me di cuenta de que esta persona tan peculiar
me hablaba a mí no pude contener la
risa. Era toda ella, su tamaño, vestido, cara, pelo TODO. Era demasiado tarde,
o al menos ella lo pensó, no sabía que yo no había prestado la más mínima
atención de todo lo que me había dicho antes, pero ella no encontró otra solución que contármelo todo.
No serviría de nada describirte lo que vi en
ese momento porque lo que vi yo, tu no lo verás, o al menos eso me explico
después, cuando pude verla en su verdadero yo. Era hermosa, tenía unos ojos
grandes y azules que con solo verlos te hacían reír, una mirada juguetona y
transparente. Me contó que solo pocos han visto su verdadero yo, ya que uno de
sus dones cuando se deja ver es que los
humanos la ven como algo que les ocasionaría risa.
No pudiera mentirte estaba anonadada, ahí
estaba ella, haciéndome revivir todos
los momentos más graciosos de mi vida, me permitió verla en acción, era
asombrosa la facilidad que tenía con los
niños. Juro que nunca había reído tanto como aquel día. Me hablo de esos años
malos, me hizo revivir momentos donde ahí estaba ella, intentando hacerme reír
y yo la ignoraba; como yo había miles. Me conto que poco a poco era más difícil y necesitaba ayuda.
Cada risa que ella provoca y es rechazada pesa más y solo se libera de ella
hasta que vuelva hacer reír a esa misma persona. Era demasiado el peso de las risas y
carcajadas guardadas. Eso era lo que
esperaba cuando me confundió, a su
ayudante. No paso mucho tiempo cuando él llegó.
Había terminado de platicarme todo cuando llegó
él, un niño. A mi lo único que se me ocurrió fue que un niño no iba a poder ayudarla
si el problema que tenía era que le pesaban las risas. Yo me habría imaginado a
alguien mayor y mucho más fuerte. Pero después de estar con ellos dos juntos unas
cuantas horas lo comprendí. No era el peso lo que importaba, era el equipo. Me dejaron acompañarlos, no
hubo una sola persona que se resistiera a sus encantos, reían por todos lados,
el peso de las risas guardadas cada vez era más liviano. Había llegado él,
lleno de fuerza para rejuvenecerla y lograr más de lo que se puede lograr por
uno mismo.
Después de esta magnífica experiencia fue donde
yo decidí darles mi muy grata, no solicitada, opinión. Se me hacía injusto que
ellos estuvieran todos los días acompañándonos, regalándonos momentos felices y nosotros no supiéramos de su existencia. Es
momento de que lo sepa el mundo, por ahí andan todos los días intentando
alegrarnos. Mis argumentos para convencerlos fueron que nos hará más
conscientes el hecho de saber que por ahí alguien tendrá que cargar nuestra
sonrisa si le negamos la salida.
Espero tener la razón y que ninguna sonrisa o
carcajada se vuelva a quedar guardada,
porque para eso estoy aquí platicando la
historia de Ella y Él que por más que se los rogué no me dejaron revelar sus
nombres.
La risa, la alegria interior debe salir, no dejarla para ciertas ocaciones
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