La florecita Traviesa
Esta es la historia de la florecita
traviesa, una flor tan bonita que nadie
podía verla sin tocar sus hermosos pétalos. Ella sabía que era bella y se sentía
orgullosa.
Era
hermosa y a demás podía soportar cualquier clima.
Estaba presente en el invierno, verano,
otoño y primavera; nada la detenía, excepto cuando había tornados; Ella sabía que era momento de cerrar sus pétalos
y esperar a que pasara, eso le decía el Rey del valle, a quien todos obedecían.
El rey del valle era muy sabio, un viejo
árbol, el más antiguo del lugar.
El
sabia que debía hacerse cuando las cosas se salían de control.
Traviesa era la florecita, bailaba al ritmo del cantar de los pajaritos,
bromeaba con las abejas, era la florecita más parlanchina y curiosa.
Sonreía todo el tiempo esperando ser admirada
por los que pasaban por el valle.
Un día la curiosidad de la florecita traviesa hizo que todo
cambiara;
Un tornado se aproximaba y como buen Rey,
el viejo árbol di ó la orden para que todas las flores se preparara.
La florecita traviesa sentía mucha
curiosidad, se sentía poderosa y creía que ella si sería capaz de soportar el
tornado.
Solo
ella permanecía durante todas las estaciones así que creyó que podría
sobrevivir y decidió no cerrar sus pétalos.
El viento comenzó a soplar, más y más
fuerte, la florecita ya no controlaba sus pétalos, sentía la fuerza del viento
dominarla, sabía que se había equivocado.
Lloró asustada, y le pidió al Rey que la ayudara, sabía que en
cualquier momento saldría volando.
El rey triste le dijo cual era la solución, tendría que hacerle crecer espinas en lugar de sus pétalos, esa era la única forma
de salvar a la florecita, era algo irreversible, la florecita ya nunca más
volvería a tener sus bellos pétalos.
Ella asustada aceptó, inmediatamente
comenzaron a salirle espinas, y pudo abrazarse de la tierra para no salir
disparada por la fuerza del viento.
Cuando el tornado había pasado, y todas
las flores comenzaron a abrir sus pétalos, la florecita se dio cuenta de que su
vida había cambiado, lloro triste por no haber obedecido al rey sabía que ya no
podrían acariciarla, pero agradecía al rey por haberla salvado.
La florecita tuvo que aceptar el cambio
que dio su vida, a veces olvida que ya no tiene pétalos y trata de que la
acaricien cuando pasan por el valle, pero los pobres pasantes se espinan y
tiene que pedirles perdón, desde entonces la florecita traviesa ayuda a las
nuevas flores a ser obedientes y sigue sonriendo a pesar de no ser tan bella
como antes lo fue.
Para Luciana Maria, esta es la florecita traviesa que ayer abrazo tu pierna. |
No hay comentarios:
Publicar un comentario